viernes, 11 de junio de 2010

¿En qué momento se jodío el Perú?

lunes, 7 de junio de 2010

Un mundo paralelo

Aún recuerdo cómo mi abuelita me contaba lo complicado que era recibir una llamada telefónica cuando ella era joven. Resulta que, en aquel entonces, existía una especie de cabinas, no más de dos por ciudad, en las que todas las personas que iban a recibir una llamada, previamente acordada, de algún amigo o ser querido tenían que esperar unas cuantas horas hasta que el afónico recepcionista les avisara que su turno había llegado. Frente a ello, hago un simple análisis mental y me parece increíble que la semana pasada haya conversado con ella y mis primos por Skype®.

Naturalmente, esta pequeña anécdota es un claro ejemplo del ritmo tan acelerado en el que están cambiando las cosas actualmente. Y es que, hoy por hoy, vivimos un mundo globalizado (parcial o totalmente da igual; ese no es el punto), el cual se encuentra repleto de una interminable lista de artefactos electrónicos que se van devorando unos a otros y, en menos de lo que nos imaginamos, lo que ayer era el aparato más desarrollado, tecnológicamente hablando, hoy no es más que un obsoleto artefacto que perdió su utilidad.

Computadoras, laptops, notebooks, Mp3, Mp4, GPS, pantallas plasma, pantallas LCD, estos no son más que unos cuantos de los tantos aparatos que se han convertido en los elementos más importantes del comercio mundial. Debido a ello, el consumismo de artefactos electrónicos ha venido incrementando de manera abrumadora en los últimos tiempos y está claro que seguirá aumentando cada vez más. Sin embargo, este hecho es claramente una de las tantas consecuencias que ha generado un fenómeno que viene arrasando con todas las sociedades del mundo: el Internet.

El Internet se ha convertido en un elemento básico de consumo en la sociedad actual. Debido a ello, ha logrado superar ampliamente, en cuanto a consumo se refiera, a la televisión y la radio, según indica un estudio elaborado por la Unión Internacional de las Telecomunicaciones. De esta manera, podemos ser testigos de que ahora todo lo que necesitamos lo podemos encontrar en una computadora conectada a Internet: ver la repetición de algún programa que nos perdimos, leer los principales titulares de cualquier periódico del planeta, escuchar alguna canción que nos guste, comprar el boleto de viaje de la próxima semana y sin olvidar mencionar la inmensa, infinita, enorme, inconmensurable cantidad de información que está a nuestro alcance con tan solo dar un click.

Sin duda alguna, tengo la absoluta convicción que poco a poco y sin querer queriendo nos estamos trasladando a un mundo paralelo donde habitamos y convivimos aproximadamente 475 millones de usurarios en un planeta reducido a una pantalla de quince pulgadas que nos hace la vida relativamente más fácil, pero que definitivamente debemos saber aprovechar de la mejor manera.